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Desde mediados del siglo XIX se venía pensando en la apertura de una vía que comunicase el noroeste y el centro de la ciudad. En 1857 se realizó la reforma de la Puerta del Sol y posteriormente la prolongación de la calle Preciados hasta la zona de la actual plaza de Callao. En 1862 el Ayuntamiento de Madrid elaboró un primer proyecto consistente en la prolongación de la calle Preciados hasta la plaza de San Marcial (actual plaza de España). Entre 1862 y 1868 se creó la plaza de Callao. Pero el plan definitivo, para el que se expropiaron más de 30 solares, que contemplaba la creación de una vía de 13 metros de ancho, no llegó a realizarse.

El 3 de marzo de 1886 se aprobó el Proyecto de prolongación de la calle Preciados, describiendo una gran avenida transversal este-oeste entre la calle de Alcalá y la plaza de San Marcial, obra del arquitecto Carlos Velasco. El proyecto presentaba una avenida de 25 ó 30 metros de ancho con glorietas en los cruces con las calles más importantes. Este proyecto fue el origen de la zarzuela La Gran Vía, con música del maestro Federico Chueca (1846-1908) y libreto de Felipe Pérez y González. La obra, estrenada el 2 de julio de ese mismo año, cosechó un gran éxito, recogiendo el sentir popular sobre la transformación que suponía la construcción de la nueva vía. El proyecto tampoco se llevó a cabo por la oposición los vecinos, la falta de presupuesto y la muerte de Velasco en 1868.

En 1897 los arquitectos municipales José López Salaberry y Francisco Octavio Palacios fueron encargados de hacer un nuevo proyecto y en 1899 presentaron su Proyecto de reforma de prolongación de la calle de Preciados y enlace de la plaza del Callao con la calle de Alcalá. En él se proponía la realización de la obra dividiéndola en tres tramos: Avenida A (534 metros), desde la plaza de san Marcial (junto a la actual calle de los Reyes) hasta la de Callao; el Bulevar (409 metros), desde Callao hasta la Red de San Luis y Avenida B (417 metros), desde la Red de San Luis hasta la calle de Alcalá. La longitud total sería de 1.316 metros y el ancho de 25 metros, salvo el bulevar que tendría 35 metros. Este proyecto de obras fue aprobado el 21 de agosto de 1904. Sin embargo, los trabajos no comenzaron de inmediato debido a la oposición de los vecinos y comerciantes de la zona y a las dificultades financieras. En tres subastas sucesivas de obras, en 1905, 1906 y 1908, no hubo ningún postor, hasta que en 1909 se adjudicaron al banquero francés Martín Albert Silver por 29 millones de pesetas. El 19 de febrero de 1910 el alcalde de la ciudad, José Francos Rodríguez, firmó la escritura.

En la época en que comenzó a construirse, el año 1910, la Gran Vía fue el proyecto más importante que Madrid había conocido después de las obras del Palacio del Retiro en tiempos de Felipe IV y las del Paseo del Prado durante el reinado de Carlos III. Pero aquellas obras se realizaron en terrenos no urbanizados, sobre huertas y desmontes, mientras que los trabajos de apertura de la Gran Vía supusieron impresionantes tareas de derribo y cambiaron por completo la antigua fisonomía de esa parte de la ciudad.

La longitud de la Gran Vía es de 1.315 metros en sus tres tramos y ocupa una superficie total de 141.150 m2, de los cuales 101.409 pertenecían a inmuebles expropiados y los restantes eran vías públicas. Fueron demolidas 311 casas antiguas y se construyeron 11 parcelas ya desocupadas y 33 solares que se hallaban vacíos en aquel tiempo. Se borraron 14 calles del antiguo mapa madrileño y otras 54 quedaron cortadas en los laterales de la gran avenida.

La Gran Vía fue una obra de 50 años realizada en tres fases. En abril de 1910 el rey Alfonso XIII, empuñando una piqueta de oro, dio comienzo de manera simbólica a las obras de demolición de un buen número de casas y calles viejas para abrir esta moderna arteria proyectada al estilo de París, ciudad que a principios del siglo XX marcaba la dinámica urbanística del resto de capitales europeas, sobre todo a raíz de la Exposición Universal de París de 1900. Así la Gran Vía es una muestra de la arquitectura del siglo XX, con notables influencias francesas y norteamericanas, y es la más larga y polémica avenida proyectada para la ciudad de Madrid.

En una crónica de aquella época se escribió: La Gran Vía va muy adelantada. Se tiraron calles enteras que están reconstruidas. Las primeras casas de esta nueva vía las ocuparon burgueses y nobles enriquecidos lejos de Madrid.

La Gran Vía cruza hoy el centro de Madrid con denso tráfico a todas horas, día y noche. Populosa durante el día y lánguida durante la noche, nunca ha conseguido despertar grandes amores entre los madrileños, a pesar de ser una avenida muy significativa de la ciudad. Incluso el arquitecto madrileño Fernando Chueca Goitia (1911-2004) la calificó en su libro Semblante de Madrid como «estulticia arquitectónica».

El primer tramo, construido entre 1910 y 1918 va desde la calle Alcalá hasta la Red de San Luis, en la confluencia de las calles de Montera, Hortaleza y Fuencarral. Transcurre el paralelo a la calle del Caballero de Gracia, y se le puso el nombre de avenida del Conde de Peñalver en honor al alcalde que había emprendido las obras (hoy en día esta denominación corresponde a otra calle de la ciudad).

Para su construcción se demolieron importantes edificios, como el colegio de Nuestra Señora de la Presentación (conocido popularmente como «de las Niñas de Leganés»), el Palacio Masserano, el Palacio del Sevillano o la llamada, por su estrechez, Casa del Ataúd, en la esquina con Alcalá.

En sustitución de las derribadas, se crearon seis nuevas manzanas de casas, sobreviviendo sólo el oratorio del Caballero de Gracia, cuyo ábside, que quedó al descubierto al ser derruida la casa que lo tapaba, es hoy en día visible desde la Gran Vía.

En este primer tramo se encuentran los edificios más antiguos con recuerdos de los aires parisinos que impregnaron la capital.

El primer edificio de la larga y ancha calle se encuentra en el actual número 8, en la esquina con la calle Víctor Hugo. Fue construido en 1916 por el arquitecto Francisco Pérez de los Cobos. Su dueño fue don losé Antonio Becerril. El solar que habían ocupado cuatro casas, costó en aquella época la cantidad de 207.433,04 pesetas y ocupaba una superficie de 495,54 m2. En sus bajos hubo un famoso Salón de Té inaugurado en 1917, en e/ que se servía la infusión con diversos bollos por la cantidad de 1, 50 pesetas, lo que se consideraba caro para aquellos años.

Los edificios de esta primera parte de la Gran Vía, cuajados de adornos con motivos art nouveau, reflejan la boyante situación económica de la época. La joyería Grassy en el extremo de la izquierda sentó la primera pauta con su fachada crema a base de columnatas. En la planta baja hay un museo de relojes, algunos del siglo XVI.

En la acera de enfrente, el n° 12 lo ocupa una de las instituciones de Madrid: la coctelería-bar Museo Chicote. Fue construida en 1931. Conserva la decoración art deco de la década de 1930. Tanto en sus orígenes como en la actualidad, este bar ha sido conocido por los combinados que preparaba Perico Chicote y por ser un lugar de encuentro entre famosos, Hemingway, Orson Welles y Dalí, entre otros, fueron clientes habituales. De entre las reliquias que se han perdido de este local destaca una colección de 18.000 botellas que Perico Chicote coleccionaba desde que comenzó a trabajar como barman en el Hotel Ritz. Actualmente, entrada la noche, es un bar elegante para tomar copas.

A la izquierda, en el n° 17, se destaca la fachada curvilínea del Real Oratorio del Caballero de Gracia. La entrada es por laCalle Caballero de Gracia, 5.Este tramo se mantiene intacto porque Carlos Velasco decidió desviar la perspectiva de esta avenida para no tener que destruir su fachada. Es una iglesia de Juan de Villanueva de finales del siglo XVIII, recientemente restaurada y es uno de los ejemplos más relevantes de la arquitectura neoclásica de Madrid. Flanquean la estrecha nave columnas corintias y posee un magnífico Cristo barroco del siglo XVII de Juan Sánchez Barba. Este Real Oratorio ha sido declarado, en 1956, Bien de Interés Cultural, con la categoría de Monumento.

El segundo tramo de la Gran Vía, construido entre 1922 y 1924, es de influencia neoyorquina. Jalonan este tramo de la avenida, construida en la década de 1920, cines y tiendas. Tomó el nombre de avenida de Pi y Margall, en honor al político, filósofo, y jurista, que durante unos meses fue presidente de la Primera República. Es el más espaciosos, como corresponde a su antiguo diseño de bulevar.

Este tramo va desde la actual Red de San Luis hasta la plaza del Callao, que toma su nombre de la batalla naval del Callao en Perú, en 1866.

Esta segunda fase de la avenida está llena de cines y tiendas. A la derecha, la mole del edificio de la Telefónica, primer edificio con voluntad de rascacielos construido en Madrid entre 1925 y 1929, gracias al proyecto de Ignacio de Cárdenas Pastor y al arquitecto de la International Telephon and Telegraph (ITT), Lewis S. Weelk para sede de la Compañía Telefónica Nacional de España. La Compañía, que fue fundada en 1924, era en realidad una filial de la empresa norteamericana, por lo que el edificio fue proyectado por el eminente arquitecto estadounidense, a quien se debe su estructura metálica hormigonada al estilo americano. No obstante, la resolución final del proyecto fue matizada por Cárdenas, quien supo conjugar el funcionalismo de Weeks con la arquitectura local, empleando para ello el barroco madrileño en el tratamiento de las fachadas. Este gran edificio de comunicación conectó a la capital con el resto del mundo. Con él, y sus 88 metros de altura, se inauguró en la capital la tendencia de los rascacielos, con los que se aportó a Madrid un toque cosmopolita. En la actualidad, la Fundación Telefónica celebra exposiciones en la primera planta y en la segunda mantiene una exposición permanente de telecomunicaciones.

El tercero y último tramo de la Gran Vía, entonces denominado Avenida de Eduardo Dato, en honor al abogado y político conservador, que desempeñó varios ministerios durante la regencia de María Cristina de Habsburgo-Lorena y la presidencia del Congreso de los Diputados durante el reinado de Alfonso XIII, se construyó entre 1926 y 1931 y vino a prolongar la calle de Preciados hasta la antigua plaza de San Marcial (hoy Plaza de España).

Este tercer tramo de la Gran Vía, entre las plazas del Callao y de España (antigua plaza de San Marcial), fue comenzado el 16 de febrero de 1925 y se terminó en 1929 aunque la entrega de obras fue el 22 de septiembre de 1932 y algunos edificios no se concluirían hasta después de la Guerra Civil.

En un principio estaba proyectado que tuviera 25 metros de ancho, como el segundo tramo, pero después se decidió ampliarlo a 35, como el primero. Fue el tramo de más difícil construcción de los tres, ya que al contrario de lo que ocurrió con los dos primeros no existía ninguna calle que sirviera de guía, por lo que hubo que hacer numerosos desmontes y derribar muchas manzanas de casas. Con su construcción desaparecieron diez antiguas calles y se reformaron otras nueve y tres plazas, entre ellas la de Leganitos, al final de su calle homónima y que daría lugar a la plaza de España. Otra dificultad añadida fue las numerosas reclamaciones interpuestas por los propietarios negándose a las expropiaciones.

El tercer tramo, hasta la plaza de España, albergó espacios destinados al ocio, como cines, teatros, salas de fiestas y cafeterías “a la americana”, y comercios como librerías y tiendas de tejidos, entre otras. También edificios completamente de oficinas. Destacan en ella los edificios dedicados a salas de cine, así como el antiguo edificio del Banco Hispano de Edificación (1930), de Emilio Ortiz de Villajos, rematado por una escultura de Victorio Macho que descansa sobre el cuerpo central del edificio; el antiguo edificio Unión y el Fénix Español, coronado también por una bella escultura; y el último edificio construido en la Gran Vía, de Enrique Colás Fontán en 1952, que albergó el hotel Washington y hoy el Senator España.

En la misma plaza del Callao se encuentra el espectacular edificio Carrión con el Cine Capitol, teatro obra de Luis Martínez Feduchi y Vicente Eced de la década de 1930. Enfrente, en el número 46, se alza el Palacio de la Prensa en ladrillo rojo, erigido por Pedro Muguruza en 1926.

Autor

David Navarro

Fotógrafo y enamorado de Madrid, lleva 5 años recorriendo toda la Comunidad de Madrid y fotografiando todos sus pueblos. Me puedes oir todos los domingos en Ondamadrid en Hoy en Madrid Fin de Semana

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