Paseo del Prado, de Neptuno a Atocha
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Centro geográfico donde confluyen el Madrid antiguo y el moderno, la plaza de Cibeles, antigua de Castelar, la más famosa plaza de la ciudad después de la plaza Mayor, está rodeada de cuatro importantes edificios que custodian sus otras tantas esquinas: la Casa de América (palacio de Linares), el palacio de Comunicaciones, el Banco de España y el palacio de Buenavista o Cuartel General del Ejército.
Y en Cibeles comienza el paseo del Prado, donde continúa su más antiguo vigilante, San Jerónimo el Real, fundado por los Reyes Católicos en 1502, presidiendo una de las mayores concentraciones de arte que se pueden encontrar: a sus espaldas el Casón del Buen Retiro; a su derecha la Real Academia Española; y junto a la iglesia, el Museo del Prado. Todo ello junto al Jardín Botánico, las fuentes de Cibeles, Neptuno, el Museo Nacional de Artes Decorativas, la Bolsa de Comercio, el monumento a los Héroes del Dos de Mayo, los museos Naval y Postal, el Centro de Arte Reina Sofía, sin olvidar el más reciente museo, el palacio de Villahermosa, que alberga la colección Thyssen-Bornemisza.
Entre la fuente de Cibeles y la estación ferroviaria de Atocha transcurre la avenida más elegante de esta ciudad: el paseo del Prado. Data del siglo XVI, sin embargo, será Carlos III quien dos siglos más tarde ordene al arquitecto Ventura Rodríguez que incluya las famosas fuentes que decoran su trazado. Desde entonces ha sufrido numerosas remodelaciones que no han hecho más que acrecentar el estatus de distinción al que hoy se le une su condición de eje artístico de primera magnitud.