Monumento a Larra en la calle Bailén
» Camino de Santiago » Madrid Capital » Ruta de los Palacios y Monasterios » Ruta de los Puentes
En la calle Bailén, frente a la Catedral de la Almudena, se encuentra esta estatua de Larra.
Mariano José de Larra nació en Madrid, en 1809 y falleció en esta misma ciudad., en 1837. Hijo de un oficial médico del ejército francés, a los cuatro años se trasladó con su familia a Francia, donde realizó sus primeros estudios. No conoció la lengua española hasta la edad de 10 años, en que regresó a España. Tras vivir en varias ciudades, en 1825 se asentó definitivamente en Madrid. En 1828 empezó a escribir con el nombre de El Duende un folleto mensual, “El duende satírico del día” (ocho artículos). Luego utilizó el seudónimo de Juan Pérez de Munguía, con el que publicó su revista satírica “El pobrecito hablador” (1832). Empieza a gozar de una popularidad, no alcanzada hasta entonces por ningún escritor español, adquiriendo fama de profundo observador de las costumbres y de la realidad cultural, social y política de su tiempo. También en 1832 inicia su colaboración con la “Revista Española”, empleando ya el seudónimo con el que pasará a la posteridad, Fígaro; y que utilizó por vez primera en su artículo: “Mi nombre y mis propósitos”. Junto a los temas de actualidad política cultivó el análisis de costumbres y la crítica teatral y literaria. Con su arte consiguió elevar el artículo de costumbres a la entidad de género literario. Entre sus artículos podemos destacar: “Vuelva usted mañana”, “El castellano viejo”, “Entre qué gentes estamos”, “En este país”, “El casarse pronto y mal”. En 1834 publicó la novela histórica “El doncel de Don Enrique el Doliente”, considerada por Menéndez y Pelayo como una de las mejores novelas históricas españolas, y estrenó su obra teatral “Macías”; estas dos obras están basadas en la trágica vida del poeta medieval Macías y en sus amores adúlteros, argumento que nos hace pensar en la relación amorosa que en esos momentos mantenía Larra con Dolores Armijo. Tras un viaje por diversas ciudades europeas, decidió dedicarse a la política y llegó a ser diputado por Ávila (1936). El dolor por su ruptura con Dolores Armijo, reflejada —junto al desaliento que le producían los males de la sociedad española de su época— en sus últimos artículos (“El día de difuntos de 1836”), publicados casi todos en “El Español”, y en los que además de su ironía habitual notamos un tono apesadumbrado. Todo ello le llevó al suicidio (el 13 de febrero de 1837), cuando tenía únicamente veintiocho años de edad.