Iglesia Asunción de Nuestra Señora de Valdemoro
Según un cronista del siglo XIX, Román Baíllo, fue fundada en 1518, pero sus orígenes se remontan aún más, puesto que los cuerpos cilíndricos que se conservan en la fachada sur parecen indicarnos una construcción mudéjar.
Las primeras obras documentadas pertenecen al siglo XVI, referentes a la torre y las campanas; en 1589 se estaba construyendo la sacristía, pero los trabajos de mayor envergadura e interés son los realizados en el siglo XVII, quizá de la mano del jesuita hermano Francisco Bautista, conocido arquitecto que trabaja en el Colegio Imperial de Madrid.
La planta, de una sola nave, tiene una gran extensión superficial, forma un gran rectángulo de 60×28 m. con ocho capillas laterales que se distribuyen simétricamente a cada lado de la nave mayor, en los muros norte y sur, todas cubiertas con cúpulas semiesféricas; la más destacada es la de Nuestra Señora del Rosario, patrona de la localidad, pero también merece atención la de San José y la que alberga la imagen del Cristo de la Agonía.
El templo tiene tres puertas: al Norte que es la que se ha utilizado en los últimos años; al Sur, durante varios años, utilizado como capilla del Cristo de la Agonía, pero reabierta en la actualidad; y al Oeste, la entrada principal, de pórtico abierto, en ladrillo, con frontón triangular entre dos torres bajas.
De los primitivos retablos que decoraron las diferentes capillas no queda resto alguno debido a la reforma neoclásica que sufrió todo el edificio, tras el terremoto de Lisboa que provocó la caída de la torre y el destrozo de gran parte del templo. El que preside el altar mayor pertenece al siglo XVIII y fue costeado, como el resto de la restauración de la iglesia, por Pedro López de Lerena; es de madera imitando a mármoles de diferentes colores, con tres grandes obras: La Asunción de Nuestra Señora, de Francisco Bayeu, en el centro, y a ambos lados, San Pedro Mártir, de Ramón Bayeu y La aparición de la Virgen a San Julián, de Francisco de Goya.
Además existía un tabernáculo de exquisitas maderas y piedras preciosas cuyo destino eran las Salesas de Madrid, pero que el Conde de Lerena, por su amistad con el monarca, logró traer a la iglesia parroquial de Valdemoro. Esta obra, esquilmada por los franceses en la Guerra de la Independencia, desapareció totalmente tras la guerra civil.
El resto de la decoración ornamental se centra en los frescos firmados por el artista flamenco Van der Pere, que trabajó en Valdemoro a finales del siglo XVII, distribuyéndose en el coro y en la bóveda de la nave, donde aparecen representadas escenas del Nuevo Testamento, que se ordenan desde los pies del templo hacia el altar del siguiente modo: la Adoración de los Magos, la Conversión de San Pablo, la Degollación de San Juan Bautista, el Martirio de San Sebastián y la Asunción de la Virgen. Óleos relacionados con las más importantes escuelas pictóricas de los siglos XVI y XVII, entre los que destacan dos obras de Claudio Coello: San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier, a ambos lados de la capilla mayor; un alfarje del siglo XVI, tablas pertenecientes a antiguos retablos de la parroquia, un facistol del siglo XVII, muebles y objetos cultuales de diversas épocas, constituyen una pequeña parte del considerable bagaje artístico que debió custodiar la parroquia valdemoreña.
En la sacristía hay que destacar el Archivo Parroquial con series completas desde principios del siglo XVI, conservado en un armario del siglo XVII, uno de los más completos de la Comunidad de Madrid. La Iglesia Parroquial, dedicada a la Asunción de Nuestra Señora, fue declarada monumento histórico artístico en enero de 1981.
Fuente: Ayuntamiento de Valdemoro
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