Según la historia, los primeros pobladores de Fuentidueña de Tajo se asentaron al pie del Castillo en viviendas-cueva.
Las casas cueva son habituales al sureste de la Comunidad de Madrid. Son viviendas horadadas en la tierra, compuestas por patio de entrada, portal, cocina y despensa; los dormitorios se iban construyendo en función de la llegada de los hijos.
Fuentidueña de Tajo conserva algunas muestras en los barrios de la periferia, que se utilizan en la actualidad como segundas residencias.