Aparte de por el destierro y estancia del Conde-Duque de Olivares, Loeches también es conocido por la calidad de sus aguas medicinales. En 1.851 se produjo por casualidad el descubrimiento de las aguas minero-medicinales; eran unas aguas cristalinas, incoloras e inodoras de un sabor salado y ligeramente amargo, con cualidades que activan la circulación, efectos purgantes y laxantes y de carácter diurético y estimulador de la piel.