Plaza de Segovia

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La Plaza de Segovia de Navalcarnero ha sido y es el centro neurálgico de Navalcarnero, un espacio público conformado por las edificaciones que lo delimitan. Algunas de éstas debieron de levantarse a lo largo del siglo XVI en el ensanchamiento creado por el cruce de las dos vías principales que atravesaban la población de Norte a Sur (calles Libertad y Real) y de Este a Oeste (calles Constitución y Jacinto González). Con el tiempo este segundo eje acogería el camino real de Extremadura, multiplicando su importancia estratégica.

Como espacio público, buena parte de los edificios que lo constituían cumplían funciones comunales. La casa del concejo o el ayuntamiento es el mejor ejemplo de ello. En sus habitaciones se celebraban las reuniones del gobierno municipal y las elecciones de sus cargos. Junto a ésta se encontraban la cárcel y a pocos metros la casa de las carnicerías y la casa de pastelería y bodegón, todas de propiedad municipal. No muy lejos, aunque fuera de este recinto, se levantaba la tienda de abacería donde se expendían el aceite, el vinagre, el pescado seco y otros productos de primera necesidad; y el pósito, donde se almacenaba y distribuía el grano que aseguraba el abastecimiento a la población. Consta además que ya en el siglo XVIII se situaban en la plaza otros edificios relevantes, aunque no estrictamente comunales, como el Hospital de Pobres Viandantes y el Mesón de las Ánimas.

La plaza era también un escenario de carácter festivo. En las galerías abiertas de su edificios se arremolinaban los espectadores para presenciar los festejos públicos como las tradicionales corridas de toros. Su cercanía al acceso principal de la iglesia parroquial y a la ermita de la Veracruz permitía que este espacio formara parte del recorrido de las procesiones religiosas.

En lo puramente arquitectónico, destaca su planta irregular, espaciosa y abierta, con unas bellas estructuras porticadas en tres de sus cuatro lados. Esta asimetría y la diversidad formal de sus fachadas dotan al conjunto de un atractivo añadido y pintoresco, que la convierten en un ejemplo único dentro de la arquitectura popular castellana.

A lo largo de los siglos la plaza de Navalcarnero ha sido testigo excepcional de innumerables acontecimientos históricos, algunos de los cuales han afectado a su propia denominación. Nació con el nombre genérico de “plaza pública” que describía a la perfección su dedicación originaria. En una distribución de los cuarteles del municipio de 1832 se le cita como “plaza real”, tal vez en consonancia con los tiempos que corrían. Por este mismo motivo, pocos años después, en 1839, era conocida como “plaza de la Constitución” y a partir de 1935 como “plaza 14 de abril”. Desde 1937 este espacio público se identifica como “plaza de Segovia” en conmemoración a la vinculación y dependencia histórica (1499-1627) que mantuvo con la capital castellana.

Qué hay de sus colores…

Toda esta valoración histórico-artística fue reconocida por la declaración de Bien de Interés Cultural (Decreto 266/2000 de 14 de diciembre) en la categoría de Conjunto Histórico del ámbito determinado por la plaza de Segovia y la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción de Navalcarnero. Una protección que ha sido tenida en cuenta en la rehabilitación de la plaza llevada a cabo en mayo del 2000 y que ha contado con la financiación del Ayuntamiento de Navalcarnero y de la Comunidad de Madrid.

El proyecto inicial contemplaba la recuperación integral de este conjunto: las fachadas, manteniendo el color blanco que presentaban; la madera de las balconadas, la viguería de los soportales, el herraje de las ventanas y balcones, realizado en forja tradicional; y las columnas de granito que estuvieran dañadas. Todo ello con el objetivo de devolver a la plaza principal su anterior estética en consonancia con la imagen tradicional que dominaba el casco histórico de la población.

Sin embargo, una serie de hallazgos iban a provocar la modificación del proyecto. El descubrimiento de los antiguos revocos ocultos bajo la superficie encalada vino a confirmar que la plaza de Segovia había tenido sus fachadas coloreadas con diferentes diseños; y que sólo en los últimos 50 años había sido unificada bajo el blanco.

Además las investigaciones desarrolladas por los arquitectos y técnicos de la Dirección General de Patrimonio Histórico pusieron de manifiesto que los tratamientos superficiales y ornamentales de los edificios de la Plaza habían variado a lo largo de sus cuatro siglos de existencia, adaptándose a los diferentes gustos y economías de cada etapa histórica. De tal modo que en algunos edificios se llegaron a encontrar restos de hasta cuatro revestimientos diferentes superpuestos. La conclusión fue clara: las fachadas de la plaza de Segovia desde por lo menos finales del siglo XVIII se enlucieron y pintaron de forma diferenciada. Información suficiente para que en esta intervención haya primado el criterio de diversidad sobre el de la uniformidad.

La restauración de la plaza se completó con el arreglo de los soportales, la ocultación de las instalaciones eléctricas y la instalación de una nueva iluminación que ha puesto en valor las especiales características de este magnífico conjunto. Con ello se ha cumplido el objetivo prioritario de esta intervención, la recuperación de la imagen histórica y arquitectónica de la plaza.

Esta gran labor restauradora llevada a cabo por al Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, así como su apuesta por la protección del patrimonio arquitectónico y la difusión cultural, ha sido merecedora del Premio Europa Nostra 2001. El proyecto de la Plaza de Segovia fue seleccionado entre las 150 candidaturas presentadas en la Unión Europea.

En la actualidad esta plaza es el verdadero corazón de Navalcarnero. En ella confluyen las arterias más populosas del municipio, alrededor de ella se localizan bancos, bares, restaurantes, comercios, etc… La Plaza de Segovia ha sido y sigue siendo testigo de los principales acontecimientos acaecidos en esta Villa Real. Durante los primeros días del mes de septiembre, con el tañir de las campanas, se viste de gala para acoger las Fiestas Patronales, en honor a Nuestra Señora de la Concepción. Pero también es la anfitriona de ferias como el Mercado de Artesanía (que se celebra el segundo domingo de mes excepto agosto o septiembre) o la Feria del Libro, además de servir de decorado para momentos como la Semana Cultural, la Navidad o el Carnaval.

Es, sin duda, junto a la Iglesia Parroquial el elemento más representativo de la localidad.

Fuente: Ayuntamiento de Navalcarnero

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