El municipio de San Lorenzo del Escorial se encuentra a 51 km de la ciudad de Madrid. Está situado a 1.032 metros de altitud y tiene una superficie de 56,55 km2. Está situado en la zona de turismo de Madrid de la Cuenca del Guadarrama.
Cuando Felipe II trasladó la corte de Toledo a Madrid, buscó en sus proximidades el lugar adecuado para albergar los restos de su padre, el emperador Carlos V. Al final, El Escorial se convertiría en su obra magna: palacio, iglesia y convento, la ciudad de Dios, como a veces se ha dicho.
En torno a tan gigantesca obra —tardó más de dos décadas en levantarse—, y a pesar de que Felipe II había deseado que el monasterio estuviera lo más aislado posible, las necesidades de construcción motivaron la creación de un complejo urbano. Primero como alojamiento provisional de la multitud de operarios y después como aposento de cortesanos y servidores.
A pesar de la ola de adosados y otras viviendas de segunda residencia que asola la sierra madrileña, el vigor de su casco histórico de San Lorenzo de El Escorial es tal que mantiene a salvo gran parte de los valores que han hecho de él un lugar privilegiado.
Ya desde sus inicios el monasterio fue manifestando necesidades crecientes. Así, sobre el espacio que habían ocupado en un costado de la Lonja las precarias viviendas de los obreros, se levantaron las Casas de Oficios, la primera y la segunda, obra de Juan de Herrera realizada en el mismo lenguaje arquitectónico que el monasterio. De igual modo se abrió el paseo de los Olmos, la principal vía de acceso al Real Sitio desde la villa de El Escorial. Tenía un estricto carácter privado, al servicio en exclusiva del rey y su corte. También del momento de la construcción del monasterio se conservan la Casa de los Doctores Catedráticos del Colegio y la residencia del autor del tabernáculo de la basílica, Jacopo de Trezzo.
A los primeros Borbones no les gustaba mucho el Real Sitio, y es conocida la animadversión de Bárbara de Braganza. Carlos III revitalizará San Lorenzo, en el que pasaba los días que transcurren desde principios de septiembre a finales de noviembre dedicándose a la caza. Por esta razón, además de la servidumbre y los cortesanos, una legión de monteros, ojeadores, perreros y arcabuceros tenía que ser alojada en insalubres hospedajes. Harto de las reticencias de los monjes para permitir que se levantaran las necesarias viviendas, Carlos III promulgó en Aranjuez, el 3 de mayo de 1767, una cédula real disponiendo el reglamento para la fábrica de casas en el Real Sitio. Es la verdadera acta fundacional de San Lorenzo de El Escorial.
Cortesanos, comerciantes y especuladores, el mismo rey, se entregaron a una auténtica fiebre constructora. Nuevas Casas de Oficios, casas de familia, residencias nobles, casas de jornada para arrendar —como la Fonda de los Milaneses—, caballerizas, acuartelamiento de tropas, espacios lúdicos…. El arquitecto Juan de Villanueva fue el gran artífice de la pequeña ciudad de San Lorenzo de El Escorial que surge a la sombra del monasterio. A él se suman otros notables arquitectos como Juan Esteban, Jaime Marquet o Manuel Machuca Vargas.
Al futuro autor del Museo del Prado, Villanueva, cuya primera obra conocida fue precisamente la residencia del cónsul de Francia en San Lorenzo, se deben la tercera Casa de Oficios, alojamiento del primer secretario de Estado, el marqués de Floridablanca, y la casa de familias de los infantes don Gabriel, don Antonio Pascual y don Francisco Javier, concebidas como réplica de las construidas por Herrera en los flancos de la gran Lonja del monasterio. También realiza Villanueva, entre otros muchos edificios, el Cuartel de Inválidos y Voluntarios a Caballo, gran edificio de planta rectangular unido al Mercado Público El Repeso, la casa de familias de Carlos María Isidro, el futuro pretendiente carlista, y Francisco de Paula, así como numerosos palacios y casas de jornada como la Casa de las Tiendas o de las Columnas y la del duque de Medinaceli. Finalmente construyó la Casita del Infante, o de arriba, residencia de verano de don Gabriel de Borbón, hijo de Carlos III, cuyos espléndidos jardines ofrecen una de las mejores vistas del monasterio.
Este último tercio del siglo XVIII vio también surgir otros edificios notables como el Real Coliseo Carlos III de Jaime Marquet, construido en 1771 con el fin de proporcionar diversión a los señores y las damas de la corte. Con capacidad para 500 espectadores, es el único teatro cubierto del siglo XVIII que se conserva en España. Dispuso de pasos y pasillos para que la familia real pudiera acceder directamente desde el monasterio.
San Lorenzo de El Escorial recibirá un tercer impulso en la segunda mitad del siglo XIX gracias a la llegada del ferrocarril. El lugar, aislado aunque próximo a Madrid, salubre y bien aireado, de clima fresco y vegetación abundante, empezó a interesar a la burguesía madrileña, que comenzó a construir hermosas villas de veraneo, primero en el camino hacia Guadarrama y la Cruz Verde, y por las laderas del monte Abantos después. A las casas de jornada sucederán ahora hoteles como el Felipe II, el Victoria Palace y el Miranda Suizo. Todo ello convierte a San Lorenzo en un punto de referencia realzado por la presencia de figuras notables —desde miembros de la nobleza y acaudalados industriales hasta artistas—, la fundación de centros de enseñanza y una notable actividad cultural renovada con los ya habituales cursos universitarios de verano.
El 10 de agosto son las fiestas patronales de San Lorenzo, 10 animados días con pasacalles, gigantes y cabezudos, fuegos artificiales… El último día, travesía por las cumbres.
El segundo domingo de septiembre se celebra la romería de la Virgen de Gracia, que comienza con el rosario de la Aurora desde el santuario de la calle de Floridablanca hasta la ermita del parque de la Herrería. Procesión de romeros con carretas engalanadas. En la Herrería, comida, bailes y cantes serranos. Regreso con la imagen de la Virgen de Gracia transportada en una lujosa carroza de la que tiran una pareja de bueyes.
Información útil
Oficina de Turismo. Grimaidi, 2. Tel. 918 90 53 13.
Casita del Infante. Horario: abril-junio, 10.00-18.00; julio-septiembre, 10.00-19.00. Cierra los lunes.
Monasterio de El Escorial
Fue concebido para conmemorar la victoria de San Quintín del 10 de agosto de 1557, día de San Lorenzo, sobre las tropas francesas. El monasterio de El Escorial es la más grande obra de Felipe II. Allí vivió y murió este monarca español, profundamente religioso. Felipe II quería una gran obra y la tuvo. No reparó en gastos ni en buscar los mejores arquitectos, maestros orfebres, pintores y escultores por Europa. Todo en El Escorial es grandioso. Destaca la valiosa decoración de sus paredes interiores, con frescos de Lucas Jordán, Cambiasso, lienzos de Velázquez, Goya, Ribera, Tiziano, El Bosco, retratos de los monarcas pintados por Carreño Miranda, Sánchez Coello o Pantoja de la Cruz. Su biblioteca, con más de 50.000 volúmenes, o el panteón de Reyes, donde reposan todos los monarcas españoles desde Carlos I a excepción de Felipe V, Fernando VI y Amadeo de Saboya. Todo en El Escorial es grande y majestuoso.
Su curiosa planta en forma de paralelogramo representa la parrilla en que fue quemado San Lorenzo. Fue construido entre 1563 y 1584. Es obra de Juan Bautista de Toledo, continuada tras su muerte en 1567 por Juan de Herrera. El monasterio comprende también un palacio, un colegio, seminario y biblioteca, y sus dimensiones son 205 m de largo por 160 de ancho, con 2.673 ventanas, 2.200 puertas y 16 patios.
Los primeros monjes jerónimos tuvieron que abandonarlo tras las leyes de desamortización de 1836, y en 1885 lo ocupó una comunidad de agustinos que actualmente regenta un centro educativo.
VISITA DE EL ESCORIAL
La visita suele empezar en la Sala de San Mauricio con el célebre cuadro de El Greco El martirio de San Mauricio (1580-1582). La escalera desciende al Museo de Arquitectura, donde se expone la evolución de la obra del monasterio y las modificaciones que introdujo Herrera en los planos originales. Aunque gran parte de la impresionante colección pictórica que estuvo en El Escorial se encuentra actualmente en el Museo de El Prado, el Museo de Pintura conserva obras maestras españolas, flamencas e italianas, entre ellas cuadros de Tiziano, Tintoretto, Veronese, Rubens y José de Ribera. El tríptico de Michel Coxcie (1499-1592), que representa El martirio de San Felipe es magnífico.
La escalera lleva al Palacio de Felipe II, cuyos primeros aposentos ocupaba su hija la infanta Isabel Clara Eugenia. La Sala de Retratos guarda los retratos de los monarcas españoles. El dormitorio del rey, donde murió Felipe II en 1598, es de una austeridad sorprendente. Desde su lecho el monarca podía seguir la misa que se celebraba en el altar mayor de la iglesia.
El Panteón real es un espacio octogonal barroco cuajado de dorados, jaspe rojo y mármol negro. El panteón aloja las tumbas de todos los reyes españoles, desde Carlos I a Alfonso XIII. Justo por encima de la entrada, se pasa junto a la puerta del Pudridero, una habitación donde se deja descomponer los cuerpos 20 años, antes de trasladar los esqueletos a la planta inferior. Las nueve cámaras anexas, que forman el Panteón de los Infantes, contienen las tumbas de príncipes y princesas.
Las Salas Capitulares conservan notables lienzos de El Greco, Velázquez y Tiziano. Y el maravilloso Cristo con la cruz a cuestas y La corona de espinas de Hieronymus Bosch.
El Patio de los Evangelistas está rodeado por un claustro decorado con frescos sobre el tema de la Redención, en cuyo centro se alza un pequeño templo de estilo dórico.
La extraordinaria Basílica preside el centro del monasterio y está rodeada por 43 capillas y rematada por una cúpula de 92 m, decorada con unos impresionantes frescos de Lucas Jordán. La Capilla Mayor, centro espiritual del monasterio, está dominada por un retablo en bronce dorado y mármol, flanqueado de esculturas en bronce de Carlos I y Felipe II con sus familias. En una capilla lateral se encuentra un monumental Cristo de mármol, realizado en 1562 por Benvenuto Cellini (150-1571), regalo del gran duque de Toscana a Felipe II.
Sobre el Patio de los Reyes, en la parte oeste del edificio, se levanta la Biblioteca Real de bóveda de cañón y 55 m de longitud, donde se conservan más de 50.000 volúmenes y documentos, entre ellos el diario de Santa Teresa de Jesús y manuscritos griegos, latinos, árabes y hebreos. Los frescos del techo son obra de Pellegrino Tibaldi, que representan la Filosofía, la Gramática, la Retórica, la Música, la Aritmética, la Geometría, la Dialéctica y la Astrología. Los libros están colocados con el lomo hacia adentro, una técnica que permite que se aireen las páginas. Entre diversos globos terráqueos, destaca la Esfera armilar de pino, construida en torno a 1582 según la cosmografía del astrónomo griego Ptolomeo, con la Tierra como centro del Universo.
Dos pabellones, construidos por Juan de Villanueva durante el reinado de Carlos III, se encuentran en los jardines anexos al monasterio.
En los Jardines del Príncipe se levante la Casita del Príncipe de fachada neoclásica, construida en 1772 para el futuro Carlos IV. Está rodeada de magnolios, secoyas y cedros. En su interior se encuentran tapices y lienzos de Lucas Jordán y Corvado Giaquinto. Y posee un aposento decorado con porcelanas elaboradas en la fábrica del Buen Retiro.
OTRAS VISITAS
En el pueblo de San Lorenzo hay un elegante teatro del siglo XVIII, el Real Coliseo de Carlos III, restaurado en 1979.
Caminando unos 20 minutos por el Paseo de Carlos III se llega a la Casita del Infante (o Casa de Arriba), un pequeño pabellón de caza en que vivió temporalmente el rey Juan Carlos en su época de estudiante.
A unos 5 km montaña arriba al sur del monasterio se encuentra la Silla de Felipe II, un asiento excavado en la roca desde donde el rey observaba las obras del monasterio.
El Valle de los Caídos
Francisco Franco eligió este espectacular valle de la Sierra de Guadarrama, en el anfiteatro natural de Cuelgamuros, entre el Abantos y el alto del León, dentro del término municipal de San Lorenzo de El Escorial, para erigir este mausoleo. Fue realizado por Pedro Muguruza, a quien siguió Diego Méndez tras su fallecimiento, las obras duraron 18 años y en ellas trabajaron centenares de presos republicanos. El risco de la Nava fue vaciado para construir la gran basílica, que cuenta con vestíbulo, atrio, cripta, nave y crucero. La gran cruz de hormigón revestida con granito de Villacastín se alza hasta 150 metros desde la base. En el basamento se encuentran las figuras de los cuatro evangelistas, de 18 metros de altura, talladas por Juan de Ávalos.
Aquí reposan los restos de unos 50.000 000 muertos en la guerra civil además de Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera.
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