1810-1893.
Arquitecto, ingeniero y urbanista.
Natural de Sevilla se título en la Escuela de Arquitectura de Madrid en 1833 y en la Escuela de Ingenieros de Caminos.
A mediados del siglo XIX ya se encontraba trabajando en el desarrollo de las nuevas infraestructuras de la ciudad, colaborando como funcionario del Ministerio de Fomento en la construcción de la línea del ferrocarril entre Madrid y Aranjuez (1851), y en las obras del Canal de Isabel II (1852) y de la Plaza de la Puerta del Sol (1852-1862) que dirigía el arquitecto Lucio del Valle.
Precisamente, la llegada del Ferrocarril y de las aguas del Canal de Isabel II, junto con el rápido crecimiento de la población, que alcanzaría los cerca de 300.000 habitantes en 1860, pusieron de relieve la necesidad que tenía la capital de expandirse más allá de la cerca de 1625. Así, en 1857 el gobierno aprobó la puesta en marcha del anteproyecto de ensanche, resultando aprobado tres años después el realizado por Carlos María de Castro, su obra más conocida y de la que fue su director —en la imagen—.
Hasta entonces Madrid había estado cercado durante casi dos siglos y medio, sin tener posibilidad de crecer. El crecimiento planificado proyectado por Castro, que no llegó a materializarse en su totalidad, suponía añadir 1500 hectáreas de tejido urbano a los 800 que entonces tenía la ciudad, producto de una amplia corona de terreno que la envolvería por el norte, este y sur, a la vez que se planificaban los distintos usos del suelo (residencial, industrial, militar, ocio, agropecuario…).
Con el estallido de la Revolución de 1868 Castro perdió su cargo de Director del Ensanche y empezó a trabajar, ya a comienzos de la década de 1870, para la Compañía de los Ferrocarriles de Madrid-Cáceres-Portugal, en la línea que se estaba construyendo para enlazar Madrid con Lisboa.
Fuente: © 2003 Desarrollo, Asesoría y Formación Informática S.A. (DAYFISA) — Universidad Autónoma de Madrid (UAM).