Torrelaguna

El municipio serrano de Torrelaguna está situado al noreste de la Comunidad de Madrid, a algo más de 50 km de la capital y lindando ya con la provincia de Guadalajara. Se encuentra dentro de la zona de turismo de Madrid de la Sierra Norte.

Su término municipal, de 720 m de altitud media, se eleva desde el curso del Jarama (en el sur) hasta las estribaciones de la sierra (norte y noroeste), con los cerros de Tres Cantos y de La Dehesa como máximas altitudes (alrededor de los 970 m sobre el nivel del mar). Las zonas más bajas están marcadas por la presencia del Canal de Isabel II, con numerosas conducciones de agua y embalses, y en este término encontramos zonas serranas de monte bajo, dehesas, y las zonas húmedas de las riberas del Jarama y varios arroyos. Tiene una extensión de 43,40 km2.

El municipio cuenta con una larga historia desde la época romana, y se tiene constancia de que mantiene su actual emplazamiento ya desde la Edad Media. Ejemplo de ello son sus murallas, construidas en los siglos XI y XII, para las que se aprovecharon como fosos naturales los arroyos de Matarchivos y Malacuera.

En su Plaza Mayor, con algunos tramos con soportales y ejemplo de arquitectura popular castellana se encuentran los monumentos más importantes:

En una de sus puertas, en el coro, los púlpitos y los sepulcros de sus capillas se observa ya la llegada del renacimiento a su decoración, y los retablos son tanto barrocos como platerescos.

— La iglesia catedralicia de la Magdalena (monumento histórico-artístico desde 1983). Es uno de los ejemplos más importantes del gótico tardío en la Comunidad madrileña. Fue edificada entre los siglos XV y XVI con su forma actual. Los escudos de los cardenales Martínez de Contreras, Mendoza, Cisneros y Fonseca figuran en sus muros, señalando quiénes fueron sus protectores. Está rematada por la torre que costeó uno de los ilustres personajes de esta villa, el cardenal Cisneros. Tiene tres ábsides góticos y tres portadas de finales del gótico.

El interior es de tres naves con bóvedas de crucería y coro alto a los pies El retablo mayor es barroco y obra de Narciso Tomé autor del Transparente de la catedral toledana y dorado por Bernardo Mórtolas, con una talla de la Magdalena. Los ábsides están ocupados por sendas capillas; en una de ellas, la del Evangelio, hay un magnífico Cristo que impresiona por su realismo y que al parecer fue un regalo del papa Borgia Alejandro Vl a los Reyes Católicos. La capilla de San Gregorio es la más interesante: alberga el sepulcro de Gregorio Vélez, inquisidor, estatuas orantes de mármol y un retablo plateresco de gran belleza. Otras capillas se abren en los diferentes tramos de la iglesia: la de la Encarnación, del siglo XVI con el nicho y la figura orante de su fundador Fernán López de Segovia; la de la Asunción, con otra estatua orante del siglo XVI; la de la Inmaculada, que alberga una pila bautismal de principios del XVI; la de San Felipe, con los restos del poeta del siglo XV Juan de Mena, que murió en Torrelaguna, en 1456, a los 45 años de edad. El marqués de Santillana escribió un bello epitafio grabado en su primitiva tumba:

Feliz patria, dicha buena
escondrijo de la muerte,
aquí le cupo la suerte
al poeta Juan de Mena.

Las capillas tienen valiosas verjas, sepulcros y obras de arte.

El coro tiene acceso por una gran escalera de tipo palaciego y alberga una curiosa pila bautismal y la capilla con esgrafiados góticos del siglo XVI.

— El convento e iglesia de Franciscanas Descalzas, del que se conservan algunos restos; fue fundado en tiempos de Cisneros; todavía podemos admirar la fachada plateresca que da a la calle de las Monjas.

— El Ayuntamiento es un edificio del siglo XVI, de gran valor arquitectónico, con soportales y galería. Hay que destacar su bella puerta ojival y su doble galería. En él está el antiguo pósito mandado construir por Cisneros en 1514. Unas molduras gótico renacentistas enmarcan la leyenda que da cuenta de la donación que realizó el cardenal de 7.000 fanegas de trigo para tiempos de necesidad de pobres y viudas, en el año MDXV. Enfrente del ayuntamiento, en el otro lado, se levanta una cruz que indica el lugar donde se alzaba la casa natal de Cisneros.

Merece también una visita el conjunto del hospital de la Santísima Trinidad, del que se aprecian restos mudéjares y góticos. Fue construido en el siglo XV, aprovechando la mezquita (siglo IX) y la sinagoga antiguas, aunque fue reconstruido más tarde, ya en el XVII.

Otros edificios han dejado algunos vestigios para comprender el esplendor de los tiempos cardenalicios: las ruinas del convento de Observantes de San Francisco, fundado por Cisneros y destruido por las tropas de Napoleón, del que sólo resta la espadaña del XVI y trozos de muros y un arco; el convento de las Concepcionistas, de portada plateresca, o el palacio donde hoy está la Guardia Civil.

Y lo mismo podemos decir de las distintas ermitas del municipio, de las que destaca la de la Virgen de la Soledad, del siglo XVIII, con un interesante camarín barroco con bóveda pintada en el siglo XVIII, donde se guardan los diferentes santos que sacan en procesión los lugareños (como el Cristo Yaciente, una joya del siglo XVI); pero también podemos ver las ermitas de San Sebastián, del siglo XV y estilo gótico, o la posterior de la Buena Dicha o de San Miguel, construida en el siglo XVII en un clasicista barroco.

Y ya en las afueras, tenemos la ermita barroca de Santa María de la Cabeza, del XVII, residencia y tumba de la santa, antes de que trasladaran sus restos a Madrid en el mismo siglo.

Además se conservan restos de casas antiguas repartidos por el pueblo. En la calle del Cardenal Cisneros hay ejemplos de palacios del siglo XVI, en la de la Estrella podemos ver algunos de arquitectura popular y casonas blasonadas, en el conjunto de calles cercanas a la cabecera de la Magdalena.

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