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Entre los años 865 y 866, Mohamed I, hijo de Abderramán II, funda Margerit, la amuralla y construye un alcázar. El nombre de la ciudad hace referencia a la riqueza de arroyos en la zona.

En el año 1047, las tropas cristianas, al mando de Fernando I, primer rey de Castilla, conquistan por primera vez Madrid, aunque luego tendría que abandonarla. En el año 1083, Alfonso VI conquista Madrid, abriendo la puerta para la conquista de Toledo, que se efectuó en 1085. En esa época la ciudad tenía unos 12.000 habitantes y se extendía desde el Alcázar (en el actual Palacio Real), seguía hasta la puerta de la Vega (en el actual cruce de las calles Mayor y Bailén y la calle Segovia hasta las Vistillas; luego continuaba por los límites de la Cava Baja y Puerta Cerrada hasta la calle Mayor, donde se alzaba la puerta de Guadalajara, hoy desaparecida.

En el año 1202, el rey de Castilla Alfonso VIII otorga el Fuero de Madrid, que supone la consolidación del Concejo de la Villa y del que resaltan los privilegios que obtienen los madrileños que residen en la Villa al menos dos terceras partes del año. En este siglo, los madrileños participan en la batalla de las Navas de Tolosa; a la villa llegan visitantes ilustres como San Francisco de Asís y Santo Domingo de Guzmán, que dejan su huella en los conventos: San Francisco el Grande y Santo Domingo el Real.

Durante el siglo XIV se añaden otros privilegios a la Villa: el derecho a cerrar cañadas y cobrar peajes, la creación de la Escuela de Gramática para que haya más varones doctos. La villa ya utiliza el actual nombre de Madrid. En 1309, Fernando IV convoca por primera vez las Cortes de Castilla en Madrid.

Cada vez es más frecuente la estancia de los reyes en Madrid; en 1433, Juan II es proclamado rey en Madrid y cada vez son más los nobles que se establecen en la villa, como el valido Álvaro de Luna. En 1464, el rey Enrique IV le concede el título de ‘muy noble y muy leal villa’, junto con el privilegio de celebrar todos los martes un mercado franco.

Con los Reyes Católicos Madrid adquiere mayor auge: los Reyes se establecen en el Palacio de los Laso en la Plaza de San Andrés, conceden nuevos privilegios al pueblo y se los recortan a los nobles, abren tribunales y hospitales, y mejoran el urbanismo de la villa.

En 1510, Fernando El Católico convoca Cortes en el convento de los Jerónimos de Madrid.

Poco después de la llegada de Carlos I a Madrid, se produce la guerra de las Comunidades, en la que la villa participa animada por Juan de Zapata; gran parte de los ciudadanos apoyan a los comuneros y se apoderan del Alcázar. Derrotadas las comunidades y decapitados sus jefes, Carlos I vuelve a Madrid y, a pesar de su predilección por Toledo, sigue otorgando importancia creciente a la villa: fija durante largos periodos su residencia en Madrid y convoca Cortes en 1528 en el templo de San Jerónimo para proclamar heredero al trono. En su época se construye el convento de las Descalzas y se inician las obras de la Casa de Cisneros (donde actualmente se encuentran los servicios administrativos del Ayuntamiento de Madrid) y el convento de Atocha, ocupado por los dominicos. Madrid creció desde la Puerta del Sol y el convento de San Jerónimo hasta la actual Puerta de Alcalá. Francisco I de Francia estuvo como prisionero en la Torre de los Lujanes.

En 1557, Felipe II sube al trono al abdicar su padre y en 1561 nombra a Madrid sede de la Corte, contra la opinión de su propio padre, partidario de que la Corte se trasladara a Lisboa o a Toledo.

En 1601, Felipe III, a instancias del duque de Lerma, traslada la Corte de Madrid a Valladolid; pero en 1606, la Corte regresa definitivamente a Madrid. En 1605, se publica la primera parte de El Quijote en la imprenta de don Juan de la Cuesta, en la calle Atocha. En 1620, se termina la construcción de la Plaza Mayor de Madrid, en cuya inauguración intervino Lope de Vega.

En 1622, se celebra en la Plaza Mayor de Madrid la canonización de San Isidro. En 1630, se inician las obras del Palacio Real del Buen Retiro, del que se conservan el Salón de Bailes (hoy Casón del Buen Retiro) y el Salón de los Reinos, convertido en la actualidad en Museo del Ejército. En 1656, Velázquez pinta las Meninas.

Tras la Guerra de Sucesión y la llegada de los Borbones, Madrid experimenta un cambio radical. En 1713 se crea la Real Academia de la Lengua Española. En 1734, se incendia, en la Nochebuena, el viejo Alcázar de Madrid; Felipe V ordena la construcción de un nuevo Palacio Real, que se inicia en 1738.

En 1759 Carlos III sube al trono y con él Madrid se transforma urbanísticamente, de él se dice que ‘fue el mejor alcalde de Madrid’. Durante su reinado se realizaron las mejores obras de la ciudad que hoy conocemos, como el Paseo del Prado, y tomó las primeras medidas de limpieza y de salubridad de la ciudad: construcción de una red de alcantarillado y creación del servicio de recogida de basuras. Madrid, después de haber sido una de las ciudades más sucias de Europa, pasa a convertirse en una de las más limpias. En 1766, entre el 23 y 26 de marzo tiene lugar el famoso Motín de Esquilache, en el que los madrileños mostraron su descontento con el ministro de Carlos III y el mismo rey se retira a la Granja y amenaza con trasladar la Corte de Madrid. Un año después se produce la expulsión de los jesuitas.

A la muerte de Carlos III en 1788, le sucede su hijo Carlos IV, que tuvo como pintor de la Corte a Francisco de Goya.

Las disputas por el trono de España entre Carlos IV y su hijo Fernando VII facilitan la invasión napoleónica. Las tropas de Napoleón entran en España y éste coloca en el trono a su hermano José I. Los madrileños no lo aceptan y se levantan contra los franceses el 2 de mayo de 1808; el alcalde de Móstoles (Andrés Torrejón), que en aquella época contaba con una población de unos mil habitantes, declaró la guerra contra Francia. La represión de las tropas napoleónicas fue muy dura y estos hechos son constatados en la gran obra de Goya.

Al terminar la guerra de la Independencia, Fernando VII regresa a España y entra en Madrid el 13 de mayo de 1814, aclamado como el “Deseado”, aunque muy poco después dejará de serlo. Tal vez en único buen recuerdo que Fernando VII dejó en Madrid fue el Museo del Prado, que inaugura en 1819 y que ha llegado a ser una de las pinacotecas más importantes del mundo. Absolutistas y liberales empiezan a repartirse alternativamente el poder de forma violenta. El 7 de noviembre de 1823 fue ahorcado en la Plaza de la Cebada el general Riego, dirigente del levantamiento liberal den 1820 y quien, a través del Himno que lleva su nombre, se ha convertido en símbolo republicano.

A pesar de la primera guerra civil carlista, los primeros años del reinado de Isabel II representaron un auge para Madrid: se urbanizaron calles, el paseo de la Castellana, se fundó el Museo y el Liceo Artístico Literario y se trasladó la Universidad Complutense desde Alcalá de Henares (1836); además se realizaron los proyectos de reforma de la Puerta del Sol y la traída de agua. En 1581 se inaugura el ferrocarril Madrid-Aranjuez, cuyo primer convoy sale de la estación de Atocha. En 1854 se derriba el cerco defensivo para realizar el ensanche madrileño y dos años después se inaugura el Teatro de la Zarzuela. En 1857 entra en vigor la Ley de Instrucción Publica de Claudio Moyano, ley que renueva el sistema educativo español. En 1833 se había creado la provincia de Madrid con los límites actuales.

En 1868 la peseta se convierte en unidad monetaria en toda España, Isabel II se ve obligada a exiliarse y el general Serrano asume la Regencia.

En 1869 se aprobó y promulgó la Constitución que estableció en España un marco de libertades públicas sin parangón con situaciones anteriores. El llamado por algunos historiadores ‘sexenio democrático’ (1868-1874), a pesar del fracaso de la monarquía amadeísta y el de la Primera República española, es un periodo muy fructífero: aparecen nuevas formas de organización de la sociedad civil, aumentan las libertades individuales, se moderniza el Estado y el sistema judicial, se extiende el debate intelectual… Todo ello tiene una enorme influencia en el posterior desarrollo del liberalismo español.

En 1874 Alfonso XII es proclamado como rey de España y en 1876 entra en Madrid al frente de las tropas victoriosas. Madrid crece y se embellece: los estilos neomudéjar, romántico y modernista se combinan en la calle de Alcalá y en el Paseo de la Castellana y empieza a hablarse de abrir la Gran Vía. Se funda la Institución Libre de Enseñanza. En 1885 muere Alfonso XII y la Reina María Cristina asegura la Regencia del país.

Graves acontecimientos perturban al país: se pierden los restos del imperio colonial en 1898; en 1923 se produce la Dictadura de Primo de Rivera que cae en 1930. La monarquía está totalmente desprestigiada.

Desde el punto de vista urbanístico, Alfonso XIII, con un martillo de oro, inicia las obras de la apertura de la Gran Vía de Madrid y en 1931 se terminan las obras de la plaza de toros de Las Ventas, uno de los principales cascos taurinos del mundo.

Tras la victoria de los partidos republicanos en unas elecciones municipales, el pueblo sale a la calle a festejar la victoria republicana; la monarquía se resquebraja; Alfonso XIII se ve obligado a renunciar a la Corona y parte hacia el exilio. El 14 de abril de 1931 se proclama la Segunda República. Los republicanos contaban con un amplio apoyo popular y parecía estar en buenas condiciones para llevar a cabo las reformas imprescindibles; pero, los obstáculos que encontraron durante los cinco años siguientes dieron al traste con sus aspiraciones.

El 18 de julio de 1936 se produce el golpe militar contra el gobierno del Frente Popular de la II República. Se inicia una cruenta guerra civil. Madrid capital y toda la provincia sufren, como ninguna otra región, los efectos de la Guerra Civil. Rodeada por las tropas rebeldes desde los primeros meses del inicio de la guerra, se convirtió durante cerca de tres años en el símbolo de la resistencia republicana. El grito de ‘No pasarán’ se convirtió el la bandera mundial de la lucha antifascista.

El 28 de marzo de 1939 las tropas franquistas entran en Madrid y pocos días después y el dictador establece su gobierno en Madrid, fijando su residencia en el Palacio del Pardo, antigua residencia de recreo de los Borbones y pabellón de caza de los Austrias.

Las décadas de los 50 y 60 es el gran período de inmigración a la capital desde todos los rincones de España. Madrid duplica prácticamente el número de sus habitantes. Actualmente la ciudad tiene unos tres millones de habitantes.

En 1975 muere el dictador y se restablece la monarquía borbónica con Juan Carlos I.

La democracia vuelve a España en 1977. Madrid se abre con los nuevos aires democráticos reanimándose la actividad política y cultural que la había caracterizado en otras épocas. En 1992 fue la Capital Cultural de Europa.

Hoy en día Madrid se ha transformado en la auténtica locomotora de la economía española. La ciudad de Madrid tiene cerca de cuatro millones de habitantes (es la tercera ciudad más grande de Europa, sólo por detrás de Londres y París). La Comunidad Autónoma de Madrid supera los seis millones de habitantes. En tan sólo el 2 por ciento del territorio español aportan el 17 por ciento del PIB nacional. De esos ciudadanos, se calcula que un 18 por ciento son los nuevos españoles, la inmigración, más de la mitad de ellos proceden de los países hispanoamericanos.

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